Con $1.990 millones, Cornare y El Retiro blindan cauces y reducen riesgo de desastres en zonas rurales
Con una inversión que supera los $1.990 millones, la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare) y la Administración Municipal de El Retiro entregaron a la comunidad 200 metros lineales de gaviones distribuidos en cuatro frentes de intervención.
Lea más: Desmantelan 'oficina' de extorsión en Medellín que perfilaba y engañaba a abuelitas por WhatsApp
El proyecto busca fortalecer la gestión del riesgo, estabilizar los cauces de la quebrada La Agudelo, el río Pantanillo, y proteger las viviendas rurales de las crecientes.
El trabajo se concentró en los sectores de Pempenao, Martín Pescador y Paso del Toro (Vereda El Carmen Parte Baja), zonas históricamente afectadas por avenidas torrenciales.
La obra consistió en complejas labores de ingeniería y restauración que incluyeron:
-Desvío de cauces y excavaciones.
-Instalación de estructuras de contención en piedra y malla galvanizada (gaviones).
De la inversión total, Cornare aportó $1.402 millones, mientras que el municipio contribuyó con $587 millones, en un esfuerzo conjunto que también promueve la recuperación ecológica y la mejora de la calidad del agua en las fuentes hídricas estratégicas.
Javier Valencia González, director general de Cornare, destacó la visión preventiva del proyecto:
“Aquí prevenimos inundaciones, desastres y una cantidad de acciones que podrían ser negativas para las comunidades aguas abajo y son un ejemplo de cómo el trabajo conjunto permite reducir riesgos, mejorar la calidad de vida y conservar los ecosistemas”.
Las obras significan el final de décadas de zozobra para los habitantes, quienes veían cómo sus terrenos eran consumidos por el invierno.
Diana Patricia Quintero Tabares, habitante de la vereda El Carmen Parte Baja, sector Paso del Toro, expresó el sentir de sus vecinos: “Ahora dormimos más tranquilos y nos sentimos seguros”.
Su familia, una de las primeras en llegar a la vereda hace más de 60 años, vivió la amenaza constante de las crecientes. Emocionada, Diana Patricia relató la larga espera:
“Llevábamos cerca de 30 años esperando esta obra, porque cada invierno vivíamos con miedo de que el agua siguiera arrasando con todo”.