
Apenas unos minutos después de que emanara el esperado humo blanco de la chimenea de la Capilla Sixtina tras las votaciones de la tarde en el cónclave, y del repique de las campanas que confirmaba la noticia, la guardia suiza desfiló para posicionarse frente al palacio para rendir honores al nuevo máximo jerarca católico.
Mientras sonaban las notas del himno de Italia, todas las miradas se posaron sobre el balcón y las cortinas rojas, donde haría su primera aparición el nuevo papa. Cientos y cientos de personas se agolpaban en la Plaza de San Pedro para verlo, pero primero salió el protodiácono Dominique Mamberti haciendo el esperado anuncio en latín: "Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam".
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A continuación, todavía en latín, dijo el nombre del "eminentísimo y reverendísimo" cardenal elegido: el estadounidense Robert Prevost, quien no aparecía entre los primeros que se mencionaban como favoritos para suceder a Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco.
A renglón seguido, Mamberti indicó que el nombre con el que el nuevo papa quedará inscrito en la historia será el de León XIV.
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