Talibanes en Afganistán.
Talibanes en Afganistán.
AFP
15 Ago 2021 09:01 AM

Los talibanes tomaron el control de todo Afganistán

Juan Manuel
Vargas Ovalle
El ministro de Interior prometió entregar el poder de manera pacífica, EE.UU. y otros países aceleran la evacuación de sus diplomáticos.

Los talibanes llegaron a las afueras de Kabul, capital de Afganistán, donde el Gobierno reconoció que se produjeron "disparos", aunque los insurgentes aseguran que no entrarán a la ciudad por la fuerza mientras negocian una transición de poder.

"En varias áreas remotas de Kabul se han escuchado disparos. Las fuerzas de seguridad del país, en coordinación con los socios internacionales, controlan la situación de seguridad en Kabul", anunció en Twitter la oficina del Palacio Presidencial afgano.

El ministro de Interior en funciones, Abdul Sattar Mirzakwal, aseguró en un mensaje televisado en el canal local Tolo que no se producirá ningún ataque en Kabul y la transición de poder se llevará a cabo de manera pacífica,  además garantizó a la población que serán protegidos por las fuerzas de seguridad.

Los insurgentes capturaron este domingo, sin resistencia, la ciudad oriental de Jalalabad, horas después de tomar la norteña Mazar-i-Sharif, la cuarta mayor ciudad afgana y principal centro urbano del norte.

Con la caída de Jalalabad y Mazar-i-Sharif, que fuera un bastión antitalibán, los insurgentes controlan casi todo el país, tras 10 días de conquistas aceleradas contra las fuerzas gubernamentales y caudillos locales.

Solo un puñado de ciudades menores siguen bajo control del gobierno, pero están dispersas, cortadas de la capital y no tienen gran valor estratégico.

"Nos despertamos esta mañana con las banderas blancas de los talibanes ondeando por toda la ciudad. Entraron sin combatir", comentó Ahmad Wali, un poblador de Jalalabad quien confirmó así la versión divulgada por los insurgentes en sus redes sociales.

La debacle es total para las fuerzas de seguridad afganas, pese a ser financiadas durante 20 años con decenas de miles de millones de dólares por Estados Unidos.  

La situación es de pánico en la capital, con las autoridades afganas pidiendo a todos los funcionarios que abandonen sus puestos de trabajo y vayan a sus hogares, mientras cierran tiendas y bancos, con el tráfico paralizado por grandes atascos.

Los talibanes, en un comunicado, han pedido a sus combatientes, tras tomar el control de casi la totalidad del país, "no luchar en Kabul" y que permanezcan "en las puertas" de la capital, sin tratar de entrar en la ciudad.

"Dado que la capital Kabul es una ciudad grande y densamente poblada, los muyahidines del Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) no tienen la intención de entrar en la ciudad por la fuerza o combatir, sino más bien entrar en Kabul pacíficamente", remarcaron los insurgentes.

Para ello, continuaron, "se están llevando a cabo negociaciones para garantizar que el proceso de transición se complete de manera segura, sin comprometer la vida, la propiedad y el honor de nadie, y sin comprometer la vida de los kabulíes".

En contexto: Ya son 20 las ciudades tomadas por los talibanes en Afganistán

Horas antes de la captura de Mazar-i-Sharif, el presidente afgano, Ashraf Ghani, emitió un mensaje al país en el que habló de "removilizar" a los militares mientras busca una "solución política" a la crisis. Aunque a parecer el gobierno estaba dispuesto a llegar a un acuerdo que no implicara la rendición, horas después se vieron obligados a entregar el poder.

Mientras tanto, los talibanes insisten en que el control de la seguridad en Kabul sigue recayendo "en el otro bando", y recordaron a la población que no tienen "intención de vengarse de nadie", incluidos los que sirvieron en el Ejército, la Policía o en la Administración: "Están perdonados y a salvo, nadie será objeto de represalias".

"Todos deben permanecer en su propio país, en su propio hogar, y no intentar salir del país", sentenciaron.

El acecho de los talibanes había aumentado la presión para tratar de encontrar una salida de urgencia de parte de la población ante la probable caída de la ciudad, un temor que se cierne sobre funcionarios públicos, académicos, periodistas y, sobre todo, entre aquellos que han trabajado con alguno de los países que enviaron tropas a Afganistán para combatir a los insurgentes.

El Gobierno estadounidense dijo a principios de este mes que ya tramitaba unas 20.000 solicitudes de visado de afganos que ayudaron a sus soldados junto a sus familiares, al menos 50.000 personas más.

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Evacuación de emergencia 

El Pentágono calcula en 30.000 el número de personas que deberán ser evacuadas. En las últimas horas los helicópteros estadounidenses han hecho incesantes viajes entre el aeropuerto y la embajada de Estados Unidos en Kabul, un complejo gigantesco ubicado en la "zona verde" ultrafortificada del centro de la capital.

La decisión de retirada de las tropas estadounidenses sido cuestionada a raíz de la debacle del ejército afgano, pero Biden aseguró el sábado que no tenía otra opción.

"Fui el cuarto presidente en presidir la presencia de tropas estadounidenses en Afganistán: dos republicanos, dos demócratas. No querría pasar esta guerra a un quinto y no lo haré", expresó Biden.

El presidente de Estados Unidos anunció en mayo el retiro final de la presencia militar de 20 años en Afganistán, que deberiá completarse el 11 de setiembre, pero dada la situación los planes tuvieron que acelerarse. 

Este fin de semana se espera que lleguen a Kabul una mayoría de los 4.000 militares estadounidenses que el Pentágono ha decidido enviar a la capital afgana para la evacuación de la mayor parte del personal de la embajada de EEUU y de ciudadanos afganos.

Otros países como Canadá, Alemania, Reino Unido o España también han anunciado la evacuación de parte del personal de sus embajadas y de otros ciudadanos afganos con sus familias que trabajaron codo con codo con ellos durante estas dos décadas.

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Para los pobladores de Kabul y los decenas de miles que han buscado refugio las últimas semanas en la capital, el sentimiento dominante era de aprensión y temor.

"Tomamos nota del retorno de los talibanes en Afganistán, y esperamos que su llegada traiga paz y no un baño de sangre. Recuerdo, cuando era niño, las atrocidades cometidas por los talibanes" dijo a la agencia AFP Tariq Nezami.

Muzhda, una mujer soltera de 35 años que llegó a la capital con sus dos hermanas tras huir de la vecina Parwan, dijo estar aterrorizada.

"Estoy llorando día y noche. Si llegan los talibanes y me obligan a casarme, me suicido", aseguró a la AFP.

Los talibanes impusieron una versión estricta del islam cuando gobernaron Afganistán de 1996 a 2001.

Las mujeres no podían trabajar ni salir sin estar acompañadas por un hombre, y se prohibía a las jóvenes y niñas ir a la escuelas. A los ladrones se les cortaban las manos, los asesinos eran ejecutados públicamente y los homosexuales eran liquidados.

Pero los talibanes tratan de mostrar hoy una imagen más moderada y han prometido que si vuelven al poder respetarían los derechos humanos, en especial los de las mujeres, aunque de acuerdo con los "valores islámicos".

No obstante, en las zonas que han conquistado, ya han sido acusados de varias atrocidades, como asesinatos, decapitaciones, o secuestros de mujeres adolescentes para casarlas por la fuerza.

En medio de este temor de retorno al pasado, Biden advirtió el sábado que si los insurgentes talibanes intentaban interrumpir la evacuación estadounidense, encontrarían una "rápida y fuerte respuesta militar estadounidense".