
Hoy hace 33 Años: Pablo Escobar, jefe del cartel de Medellín, escapó de la Catedral
Aquella madrugada del 22 de julio de 1992, el narcotraficante más temido del planeta se desvaneció en las montañas antioqueñas, dejando al descubierto la fragilidad del Estado y la increíble influencia que aún ejercía desde su supuesto encierro.
La noticia de su escape conmocionó al país, que ya estaba hastiado de la violencia y el terror impuesto por el cartel de Medellín. Escobar se había entregado un año antes, bajo un controvertido acuerdo con el gobierno, que le permitía "recluirse" en una prisión construida a su medida.
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Lejos de ser un centro penitenciario convencional, La Catedral era un paraíso a la carta con canchas de fútbol, mesa de billar, bar e incluso una cascada artificial. Desde allí, el capo continuaba manejando sus negocios ilícitos, recibiendo visitas y sembrando el pánico con asesinatos, así lo manifestó el ex asesor de paz, Luis Guillermo Pardo, al indicar que desde este punto se lideraba toda una estructura.
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}La paciencia del gobierno y de la opinión pública se agotó cuando las denuncias sobre las actividades criminales de Escobar dentro de La Catedral se hicieron insostenibles. La decisión de trasladarlo a una prisión de verdad se tomó, pero la ejecución fue un desastre. La noche del 21 de julio de 1992, fuerzas especiales intentaron el traslado, encontrándose con una resistencia inesperada. La versión oficial habla de un enfrentamiento armado, pero el misterio sobre cómo un operativo de tal magnitud pudo ser burlado, y si hubo complicidad interna, aún persiste en la memoria colectiva.
Escobar y un puñado de sus hombres de confianza aprovecharon el caos para escapar. Se descolgaron por las laderas de la montaña, cubiertos por la oscuridad y el desconocimiento del terreno por parte de las tropas. La imagen del "capo" evadiendo la justicia en lo que se suponía era una prisión de máxima seguridad se convirtió en un símbolo de la impunidad y la debilidad institucional.