Independencia Antioquia / Ituango
Independencia Antioquia / Ituango
Alerta Paisa
12 Ago 2025 05:04 AM

Una conmemoración de independencia de Antioquia entre fiambres y silencio

Luis Carlos
Palacio Giraldo
El gobernador conmemoró la independencia en Ituango con 25 soldados, en un acto íntimo y solemne, lejos del ruido, cerca de la memoria

Antioquia celebró 212 años de independencia en un rincón que, más que geográfico, es simbólico: Ituango, un municipio marcado por la resistencia, la violencia y la esperanza. Allí, en medio de montañas que han sido testigo de guerras, desplazamientos y reconstrucciones, el gobernador Andrés Julián Rendón decidió conmemorar la fecha junto a 25 soldados del Ejército Nacional, hombres que custodian uno de los puntos más estratégicos del departamento: las inmediaciones de Hidroituango, el megaproyecto energético que representa tanto una promesa de desarrollo como un desafío de seguridad.

La elección del lugar no fue casual. En vez de encabezar actos públicos en Medellín o en alguna cabecera municipal, el gobernador optó por la lejanía. Por un espacio donde el Estado aún se afirma con esfuerzo, y donde la libertad se defiende día a día. Compartir con los soldados en ese entorno agreste fue un gesto íntimo, sobrio, profundamente simbólico.

Lo que estaba planeado como una celebración tradicional, con partida de torta y palabras de orgullo, se transformó en un acto solemne. El mandatario compartió un ágape sencillo con los soldados: fiambres envueltos en hojas, servidos sobre mesas improvisadas. No hubo discursos ni aplausos, pero sí gestos que transmitían respeto, gratitud y una profunda conciencia del momento.

El silencio que rodeó el encuentro no fue vacío. Fue duelo. Mientras Antioquia celebraba su independencia, el país despertaba con la noticia de la muerte de Miguel Uribe Turbay, víctima de un atentado que lo mantuvo dos meses entre la vida y la muerte. La noticia llegó como un golpe seco, alterando el ánimo de una jornada que, aunque festiva en el calendario, se vivió con recogimiento.

La atmósfera cambió. Lo que pudo ser una fiesta se convirtió en un acto de memoria. Los soldados permanecieron en silencio. El gobernador también. Pero en sus gestos se percibía el peso de la historia, la fragilidad de la vida y la responsabilidad de proteger una tierra que aún lucha por su paz.

La independencia de Antioquia, proclamada el 11 de agosto de 1813 por Juan del Corral, no fue un acto simbólico, sino una declaración de voluntad. Fue el momento en que esta tierra decidió no obedecer más a ningún rey, sino al pueblo. Desde entonces, la libertad ha sido una conquista constante, marcada por guerras civiles, violencia política, y más recientemente, por el conflicto armado que ha dejado huellas profundas en municipios como Ituango.

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Por eso, conmemorar la independencia en ese lugar tiene un peso especial. No es solo recordar el pasado, sino reconocer el presente. En Ituango, la libertad no se celebra con banderas, sino con vigilancia constante, con patrullajes silenciosos, con soldados que duermen con el fusil cerca y el oído atento.

La jornada no dejó titulares rimbombantes, pero sí una imagen poderosa: soldados comiendo fiambre junto al gobernador, sin cámaras ni poses, en un gesto que reivindica la dignidad de quienes defienden el territorio desde el anonimato. Fue un acto íntimo, austero, pero profundamente significativo.

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Antioquia está viva, libre, y consciente de lo que cuesta seguir siéndolo. Y en Ituango, ese mensaje se escribió sin palabras, pero con una solemnidad que quedará en la memoria de quienes lo presenciaron.